Hay bodas que se quedan grabadas no solo por la belleza del día, sino por la calidez de las personas que lo protagonizan. La boda de Carmen y Bosco, celebrada en pleno noviembre, fue uno de esos días que se sienten especiales desde el primer momento.
Bosco comenzó la jornada rodeado de sus familiares más cercanos en el emblemático Hotel Alfonso X. Un ambiente íntimo y sereno, perfecto para los instantes previos a dar uno de los pasos más importantes de su vida.
Vestía un impecable traje azul marino muy oscuro de Nico Hombre, que combinó con un chaleco azul celeste y una corbata también en azul oscuro, creando un conjunto clásico y atemporal con un toque personal. Como detalle especial, lucía unos gemelos de plata con la flor de lis grabada, un símbolo cargado de significado y elegancia.
Carmen, por su parte, se preparó en la que ya era su casa común junto a Bosco, rodeada de su madre, su padre y su abuela. Lucía un vestido de Pronovias liso, de corte limpio, con un delicado encaje en la espalda y una larga capa que caía sobre sus hombros con una elegancia natural. Llevaba el pelo recogido en una bonita coleta adornada con tres delicados detalles dorados que resaltaban la sencillez del conjunto. Su ramo, creado por Floristería Pife, estaba compuesto por rosas blancas y ramas de olivo, un símbolo perfecto de pureza y paz.
La ceremonia tuvo lugar en la acogedora iglesia de Santiago, donde el ambiente otoñal se mezclaba con una decoración floral cuidadosamente diseñada. A las puertas, dos impresionantes columnas de hortensias blancas y azules, eucalipto, paniculata y ramas de olivo daban la bienvenida a los invitados. En el interior, las mismas flores colgaban de los bancos y adornaban el altar mayor, creando una atmósfera íntima y armoniosa.
Allí, rodeados de familiares y amigos, Carmen y Bosco se dieron el “sí, quiero”, en una ceremonia emotiva, serena y muy especial. Tras los abrazos y las felicitaciones, aprovechamos el precioso patio interior de la iglesia para realizar una pequeña sesión de pareja que capturara la esencia tranquila y amorosa de ese momento.
A la salida de la iglesia, los novios fueron recibidos con una lluvia de pétalos y confeti por parte de sus invitados, antes de poner rumbo al lugar de la celebración: el restaurante Casa Pepe.
El salón estaba decorado con el mismo mimo que el resto del día. Hortensias azules seguían presentes, junto a un precioso seating plan temático de ciudades, y una ambientación que mantenía la línea natural y elegante de toda la boda.
Tras un animado cóctel y las fotos de grupo, llegó el momento de la comida, donde no faltaron las sorpresas: los novios recibieron regalos de algunos invitados, pero también ellos prepararon momentos especiales, como el homenaje al abuelo de Carmen, uno de los instantes más emotivos del día.
La jornada culminó con una fiesta inolvidable. Una mesa de dulces creada por Ingenia Fiestas y Eventos deleitaba a todos, mientras que el fotomatón y el 360 de DimePatata ofrecían risas y recuerdos divertidos que seguro quedarán para siempre en la memoria de todos los presentes.
Carmen y Bosco vivieron una boda donde cada detalle hablaba de ellos: de su estilo, de su historia y de su forma de querer. Para mí, como fotógrafa, fue un verdadero placer acompañarlos y capturar con mi cámara la belleza de este día tan lleno de luz… en pleno otoño.
Finca: Casa Pepe
Traje: Nico Hombre
Vestido: Pronovias
Ramo: Floristería Pife
Deco: Ingenia Fiestas y Eventos
Animación: Ingenia Fiestas y Eventos
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